Colombia, al igual que Perú, México, Argentina, Venezuela o Brasil, entre otras naciones latinoamericanas, tiene una sociedad fracturada. Hay dos extremos que no pueden verse, que desconfían el uno del otro, convencidos de que el adversario llevará al país al barranco.
Esta ruptura es previa a los líderes que la representaron en esta campaña. Colombia ya estaba escindida antes de que Petro comenzara su último ascenso hacia la presidencia. No solo se trata de una polarización ideológica, porque también incluye distancias marcadas por la edad de las personas votantes, por el clivaje campo-ciudad, por la discriminación étnica y, desde luego, por la clase social…