Las imágenes son inquietantes. Un comandante del Ejército pega de gritos acusando a la población civil de cobarde. Mientras los soldados llevan pasamontañas, el militar de mayor rango exige a los líderes de la comunidad retirarse el paliacate que cubre su rostro.
Desde hace un par de años la organización delictiva Chiapas-Maíz extorsiona a agricultores, transportistas, juntas vecinales, vendedores ambulantes o taxistas sin que la autoridad haya intentado protegerles de ese flagelo.
Por este motivo hay convicción, entre esos vecinos de la frontera con Guatemala, de que los criminales no actúan solos. Episodios anteriores hacen pensar que el Ejército juega en este conflicto del lado de los malos….