Si la opinión del gobierno panameño respecto del nombramiento del historiador Pedro Salmerón como embajador hubiese sido positiva, ya se habría dado a conocer.La semana pasada el gobierno de Panamá expresó su posición a través de su canciller, la feminista Erika Mouynes. Sin embargo, ésta no es todavía pública.No tiene sentido especular: de haber sido favorable no sería un secreto.Sin embargo, dado que la comunicación entre los dos países sobre este tema se encuentra en fase informal, todavía habría margen para reconsideraciones, sobre todo porque para Andrés Manuel López Obrador el nombramiento de Salmerón se ha vuelto políticamente muy relevante.Mientras tanto, es paradójico que el menos interesado con que el historiador reciba el beneplácito sea precisamente el canciller Marcelo Ebrard.No hay perdón que quepa en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER) después de la embestida polí…