“Hola, hoy perdí mi trabajo, me gustaría ofrecer mis servicios como diseñadora… estaré muy feliz de colaborar en lo que sea”. “Mis papás también perdieron su trabajo, por si alguien se le ofrece, mi mamá cocina muy rico (…) y mi papá maneja un taxi, es el mejor en lo que hace, por si necesitan de sus servicios”.
Ambos mensajes fueron subidos a Twitter el martes de la semana pasada por una chica que ahí firma como Hada Azulita.
Un día antes, una mujer de nombre Rosario se quejó porque sus patrones la despidieron después de haber laborado 30 años como trabajadora del hogar. Como ella, miles de mujeres han sido enviadas a su casa con una mano atrás y otra adelante, mientras pasa la crisis.
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