Son muchas las víctimas de la invasión rusa sobre Ucrania. Hoy las bajas de ambos lados suman varias centenas y las personas heridas superan el millar.
Esta guerra tiene también en jaque a las instituciones que han gobernado el planeta desde 1945, principalmente a la Organización de Naciones Unidas (ONU), la cual corre el riesgo de jugar un rol meramente testimonial en este trágico episodio.
Entre los cálculos de Vladímir Putin habrá estado la consideración de que su país iba a presidir el Consejo de Seguridad de la ONU, al mismo tiempo en que ocurriría el despliegue bélico.
Esa circunstancia otorgó a Rusia capacidad para paralizar las acciones a favor de la paz de las Naciones Unidas.
No es la primera vez que este organismo enfrenta una situación similar. En 1950 la desaparecida URSSS vetó una acción equiparable durante la guerra de Corea.
Para anular ese veto entonces se impuso la resolución 377, la cual otorga a la Asamblea General facultades para superar la inmovilidad cuando se trate de garantizar la paz, aun si para ello llegase a requerirse el uso de la fuerza…