Una mujer camina hacia los andenes al interior de una estación de autobuses. Jesús Quintanar Una inmensa pantalla la enteró de que su autobús saldría retrasado. Miró con fastidio y se dirigió hacia la zona de alimentos de aquella inmensa estación cuya techumbre galvanizada magnificaba el sonido de la lluvia que tenía varadas a tantas personas tan distintas en su interior. Arreando una pequeña y fina maleta se formó pacientemente en la fila más corta. El hambre era poca y sin embargo se decidió por la tradicional combinación de papas fritas, hamburguesa y refresco.Antes de pagar miró por encima de ese mar de gente y constató que todas las mesas del lugar estaban ocupadas. Hizo malabares con su bolso de mano, el equipaje y su reciente compra.En el margen de aquel vocerío detectó una mesa de cuatro personas ocupada por un solo sujeto. Como pudo se dirigió hacia ahí. No fue hasta que aqu…