El hospital Agustín O’Horán de Mérida es el centro público de salud más importante del sureste mexicano. Por sus médicos, enfermeras y equipo, está supuestamente entre los mejores del mundo.En una de sus camas murió el martes 3 de agosto el joven de 23 años José Eduardo Ravelo Echevarría. Días antes había sido intubado porque fue victima de covid-19.Sin embargo, “las extrañas circunstancias” que rodean su muerte —términos utilizados por el presidente municipal de la capital yucateca, Renán Alberto Barrera— son francamente insoportables.Originalmente, José Eduardo Ravelo no ingresó a ese centro de salud por haberse infectado de SARS-CoV-2. Los registros médicos afirman que al llegar traía destrozados los riñones, un pulmón perforado, lesiones cerebrales y evidencia de haber sido violado.Los antecedentes de su desgracia ocurrieron el jueves 22 de julio cuando, sin causa razonable, fue dete…