Cuando la paranoia y el poder respiran juntos, la humanidad está en peligro.
El regreso del grupo fundamentalista talibán a Kabul y el derrocamiento del gobierno afgano encabezado por el presidente Ashraf Ghani revivió los fantasmas que hace 20 años fueron responsables de provocar tanto terror.
Al menos 20 personas han muerto en el aeropuerto de la capital de Afganistán
Aquellos talibanes que protegieron a Al-Qaeda y a su líder, Osama Bin Laden, podrían no ser los mismos que tomaron el poder en la capital afgana. La nueva generación asegura que respetará los derechos de las mujeres y también el pluralismo político.
Sin embargo, tales discursos no son creíbles, porque el fundamentalismo religioso sigue siendo característica principal de este grupo, formado exclusivamente por varones, y también los rasgos paranoicos a partir de los cuales los talibanes construyeron las bases de su poder.
Son estos rasgos paranoicos los que más deberían preocupar, sobre todo porque son contagiosos, dentro y fuera de la comunidad que los experimenta.
La identidad monolítica, la demonización del Otro (con mayúscula), la persecución preventiva, el control y la aniquilación son todas prácticas talibanes que se apropiaron de Afganistán hace dos décadas y que podrían volver a ganar terreno en…