Peca de soberbio quien crea que el gobierno de Estados Unidos se quedará cruzado de brazos con el caso del general Salvador Cienfuegos Zepeda. Hay razones poderosas para prever una retaliación ejemplar por parte de las autoridades vecinas.La primera es el ridículo al que fueron expuestos altos funcionarios del Departamento de Justicia y del Poder Judicial. La segunda tiene que ver con el momento político en que estos hechos están ocurriendo.Encabeza la lista de los personajes agraviados la jueza Carol B. Amon, quien, al retirar los cargos contra el ex secretario, dijo que no dudaba de la seriedad del Departamento de Justicia y tampoco de la sinceridad con que iban a actuar las autoridades mexicanas.Retrospectivamente, puede afirmarse que esta jueza se comportó con ingenuidad. Si Amon quiere salvar cara dentro del cuerpo judicial al que pertenece, estará obligada a regresar sobre su decis…