Hay una clara contradicción entre el poder enorme que se le ha entregado a los militares y el impuesto de vejación que estos deben pagar cada vez que se enfrentan al brazo criminal de las empresas delincuenciales.
El gobierno no quiere ser la causa de la violencia y, por lo tanto, la instrucción es que eviten a toda costa la confrontación. Las bandas delictivas han aprovechado la oportunidad para afianzar su respectivo control sobre el territorio y también sobre el escenario mediático…