Las confesiones de Emilio Zebadúa González, quien fuera oficial 05or en las secretarías de Desarrollo Social (Sedeso) y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, confirman una de las injusticias más miserables del sistema político mexicano: los recursos públicos, supuestamente destinados para apoyar a las poblaciones vulnerables, suelen desviarse con propósitos electorales.
El clientelismo mexicano es una enfermedad muy antigua del régimen político, y queda claro que el grupo que gobernó el país entre 2012 y 2108 utilizó el intercambio de favores por votos con mecanismos más sofisticados.
Zebadúa, quien ofreció a la Fiscalía General de la República (FGR) colaborar como testigo para no ser detenido por posibles actos de corrupción, corroboró que el programa conocido como Cruzada contra el Hambre fue utilizado para pagar deudas pendient…