El 18 de septiembre se realizó la sexta cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) en Ciudad de México. Fue todo un éxito para exhibir la situación precisa de los vínculos políticos y afectivos entre el Río Bravo y la Paraquaria, y desnudó con rotundidad lo que hace tiempo el escritor Jorge Volpi llamó “la pesadilla de Bolívar”: hoy entre las naciones es central la política del recelo y la polarización.
A México le tocó liderar la CELAC en uno de los momentos más devaluados de la cooperación latinoamericana. Aunque el propósito de Andrés Manuel López Obrador, presidente mexicano y de este organismo durante 2021, hubiera sido atemperar la polaridad del subcontinente, esa misión era prácticamente imposible.
México terminará su mandato sin haber logrado construir un solo puente. Si bien pudo traer al evento a altos representantes de Cuba, Venezuela y Nicaragua, …