Mucho se ha especulado sobre la posibilidad de que la “pausa” propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador en las relaciones entre México y España haya tenido que ver, en realidad, con arrojar un señuelo para distraer la atención que ha merecido el escándalo sobre la residencia donde habitó su hijo José Ramón en la ciudad de Houston.
Una vía para que tal cosa deje de ser una especulación es analizar la sinceridad de los argumentos presentados por el mandatario a la hora de justificar tan controvertida iniciativa. El pasado miércoles 9 de febrero afirmó López Obrador que durante tres sexenios consecutivos se mantuvo una relación corrupta entre varias empresas españolas y el gobierno mexicano. Citó en concreto a las compañías Repsol, Iberdrola y OHL. Resulta obvio que, si el tema importa, no es pausando las relaciones con el gobierno español como este penoso asunto puede resolver…