En mi oficio la verdad no se pide prestada, se arrebata. No se suplica por ella, no se implora, no se ruega, se arranca de las manos del falsario.En mi oficio quienes, como la liebre, enroscan la cola y escapan, terminan siendo cómplices de la esclavitud.El periodismo no es para taimados, apocados, medrosos ni asustadizos. Quien lo ejerce sabe que ahí no encontrará acomodo ni cojín de terciopelo. El periodismo es alérgico a los tonos complacientes y zalameros. Abreva de una fuente opuesta: del coraje requerido para hallar las cosas ciertas dentro de la selva del engaño.Quien lo ejerce con rigor, inevitablemente hace temblar los pilares y las trabes de la mentira, desenmascara al hipócrita y desmaquilla al oscurantista.El optimismo en mi oficio se inspira en quienes no se quiebran ni se humillan, en quienes valoran hasta el exceso las partículas de su dignidad.Ulises, viajero entre los pr…