Hoy no sirve la destreza del reportero dedicado a la nota policiaca ni la mejor habilidad del narrador de lucha libre, tampoco la gracia del presentador de cabaré o la rapidez alburera que se aprende en el barrio de la Merced.La crónica parlamentaria ha alcanzado complicaciones nunca vistas porque los personajes que se pavonean dentro del Palacio de San Lázaro son imitadores rematadamente malos de comediante.Este recinto tiene cada día sus escenas grotescas, por ejemplo, la del pasado martes cuando don Gerardo Fernández Noroña se deshizo del don para amenazar a voz en cuello con que iba a “romper la madre” a su colega de la oposición, el panista Jorge Triana. El reclamante enfureció, según se infiere, porque en redes sociales fue caricaturizado como “Changoleón legislativo.”A quien no entienda la referencia vale recordarle al personaje cómico de la televisión, Samuel González Quiroz, qui…