No todos los errores humanos tienen igual consecuencia. Es distinto caer de bruces por un mal paso, que equivocarse por haber tomado una mala decisión, o bien, cometer de manera reiterada el mismo yerro.
Séneca, filósofo del siglo IV (d.C.) ayudó a precisar la cuestión cuando afirmó: “errare humanum est, sed perseverare diabolicum” (“errar es humano, repetir en el error es diabólico”).
Un tercer personaje que aparece en esta escena es la de un pueblo contagiado por la necedad que, en vez de hacer la crítica necesaria, de su boca solo nacen elogios. Este es el personaje verdaderamente diabólico…