Las agresiones contra periodistas no suelen ser sutiles ni indirectas. La autoridad que quiere inhibir una investigación no se anda por las ramas. Cuando se sufre en primera persona del singular una amenaza cuyo propósito es descarrilar el trabajo de la prensa, las dentelladas ocurren demasiado cerca como para dudar de la intención.
Hoy quiero dejar en estas páginas constancia oportuna sobre un acto intimidatorio.
En fecha reciente fue presentada ante la Fiscalía General de la República (FGR) una denuncia, pretendidamente anónima, en la cual se exige a la Policía Federal Ministerial, adscrita a esa misma dependencia, que investigue mi actividad como periodista.
Puntualmente requiere a la policía para que investigue “cualquier nota periodística, columna, video, audio, artículo, texto, imagen o contenido de voz publicados y/o difundidos” por mi persona y que estén relacionados con el supuesto secuestro de Hugo Alberto León Miranda, alias Hugo Alberto Wallace Miranda…