“Los coloridos resplandores se reflejaron en los ojos casi ciegos de su rostro satisfecho”. SHUTTERSTOCK Para Marcela Azuela, depositaria principal Primero insistió con que esta vez no pusiéramos el pino en la sala, prefirió verlo dentro de su habitación. Sin decirlo, dijo dónde iba a celebrar las fiestas este año, su cuarto de viudez.Mientras su nieto se empeñaba en la danza de las luces y las esferas, él nos contó sobre su primo Germán y la tía Julia.“Ella se esmeraba tanto y él corría de un lado para otro, trayendo las figuritas,” evocó con elocuencia.Calculé que aquel fragmento de su memoria tendría casi ochenta años de antigüedad.Esa frase, que en otras circunstancias podría pasar desapercibida, en el caso de mi padre tiene implicaciones complejas: él nació en un hogar judío sefardí y por tanto aquel árbol de la tía Julia pudo haber sido el primero que vio adornar.Cuando la obra…