La prueba más contundente de que la ministra Yasmín Esquivel Mossa no está preparada para encabezar la Suprema Corte es que ha permitido la contaminación del proceso sucesorio de esa institución con un asunto que debería litigar fuera y muy lejos del Pleno.
En vez de renunciar a su candidatura para sustituir al ministro Arturo Zaldívar, y con ello evitar que la sesión a celebrarse el día hoy sufra un cortocircuito, la ministra ha permitido que sus intereses se coloquen por encima de la institución…