El martes, el caso Ayotzinapa volvió a ocupar la mañanera. El asunto se encuentra muy lejos de resolverse, a pesar de que fue mencionado entre las cien prioridades el día que tomó posesión.
Su gobierno no ha dado con el paradero de los jóvenes normalistas, no ha logrado ubicar a quien realmente ordenó la desaparición, tampoco ha conseguido la condena de quienes, desde la autoridad, fueron cómplices de los delincuentes.
La frustración presidencial debe ser mayúscula. Cómo no si a ocho meses de dejar el cargo, tanto la investigación como la judicialización del caso son un fracaso……